5 factores emocionales que harán que compres o no una vivienda

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Comprar una vivienda debería ser una acción racional.

Sin embargo, somos seres con sentimientos que a veces son difíciles de controlar.

Dar el paso y convertirse en propietario de un inmueble es una situación que no está exenta de cierto apasionamiento y exaltación.

No obstante, es importante mantener la cabeza fría durante el proceso, y no dejarse llevar por impulsos de los que nos podríamos arrepentir.

1 La presión social.

Si te estás acercando a la cuarentena y todavía vives de alquiler, seguro que tanto tu familia como tus amigos te miran como un «bicho raro».

Comprarse una casa solo porque los demás lo hayan hecho o porque socialmente sea lo que toca debido a tu edad no es una razón de peso para hipotecarse, sobre todo, si no reúnes las condiciones de solvencia y ahorro necesarias.

Trata de ser realista y de tener criterio propio. Defiende tu estilo de vida.

2 Una casa para toda la vida.

Cuando se compra una casa es inevitable pensar en el futuro. Aunque se esté soltero, proyectamos en la búsqueda de un inmueble la familia que tendremos. A veces se busca más superficie o habitaciones de las realmente se necesitan.

La primera casa en propiedad no tiene por qué ser la definitiva, así que no apuestes por algo más grande y más caro de primeras si vas a vivir solo.

Ya tendrás tiempo en unos años, cuando tus circunstancias cambien.

3 Compradores «fantasma».

Visitas una casa en venta. Hay aspectos que te gustan y otros que no tanto.

Sin embargo, cuando el vendedor te dice que tiene mucha gente interesada y que tienes que decidirte rápido, de pronto tu cerebro empieza a restar importancia a aquello que no te convencía, y empiezas a ver como buenas ciertas líneas rojas que te habías marcado.

No te dejes engañar por esta técnica de venta, ni entres en el juego de la competencia absurda.

4 Mañana será más caro.

Cuando el precio de la vivienda empieza a subir, a muchos compradores en ciernes les entran las prisas.

Se produce un efecto de urgencia imperiosa ante la posibilidad de que ese piso que visitaron suba de precio de un día para otro.

Es en estos momentos cuando hay que pararse, reflexionar y recordar que las condiciones financieras y nuestro presupuesto son lo que realmente importa.

Que una casa se encarezca debe preocupar más al inversor que al comprador habitual.

5 La primera impresión.

Paredes recién pintadas, luz natural a raudales, cocina y baño en perfecto estado de revista… El orden y la limpieza son aspectos esenciales, y los vendedores lo saben, por eso explotan la buena cara del inmueble y disimulan los defectos.

Evita el «flechazo» instantáneo identificando los factores negativos para sopesarlos.

Las buenas vibraciones tienen un gran peso, pero la compra merecerá verdaderamente la pena cuando los factores objetivos vayan en consonancia.

 

 

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